jueves, 26 de febrero de 2015

Sobre quien escribe. Reflexiones para parejas

Si vais leyendo el blog ordenadamente, os daréis cuenta que no soy fetichista, ni masoquista, ni nada definidamente cerrado. Me gustan las prácticas sexuales “no convencionales o alternativas”.
Soy varón, heterosexual, viviendo felizmente en pareja y aunque ella conoce mis gustos sexuales no comparte las prácticas conmigo, aunque a mí conmigo mismo me deja hacer.
El sexo y la sexualidad forman parte de la vida. Hay que vivirlo como algo natural (la necesidad del acto sexual en sí) y algo inherente a la condición humana (todo lo que gira en torno a la sexualidad). Aunque yo abogo firmemente por que estas cuestiones forman parte de la intimidad de cada persona, cada pareja o grupo (según preferencias).
Las prácticas sexuales “especiales” plantean conflictos desde muchos ángulos, sobre todo el moral.
Amig@s: La conciencia tranquila. No hacer daño a nadie, no ofender a nadie y listo.
Desde mi experiencia y punto de vista les digo a las personas con pareja: Sinceridad, confianza y tolerancia.

En esta sociedad que vivimos en el que todo vale, el “yo”, el “quiero” y el “ya” está por encima de todo se están dando problemas muy importantes –me centro ahora en el mundo de las parejas-. Por eso teniendo en cuenta y teniéndolas muy claras las indicaciones que puse antes, nos ahorraremos muchos inconvenientes y podremos por un lado no sentirnos malas personas por el simple hecho de gustarnos determinado tipo de prácticas y por otro poder disfrutarlas plenamente. También ahorraremos posible sufrimiento a quienes nos rodea, ya que las cosas antes o después, salen.
Yo padecí en primera persona todas estas cuestiones. Me inicié en este tipo de prácticas bastante joven. Cuando conocí a la que hoy es mi mujer yo ya era casi un experto, mientras que ella había tenido una vida sexual bastante limitada y “estándar” (y sigue siendo lo que le gusta). Obviamente la sexualidad es un aspecto más en todo el pack llamado persona, y éste (al menos según mi opinión) forma parte de la intimidad de la misma. Por lo que no fue el primer día cuando le comenté sobre mis gustos.
¿Cómo lo hice? Pues sin duda es un tema delicado. Porque en el mundo de la pareja qué duda cabe que en algún momento llega la iniciación en el sexo y eso durará para toda la vida, una dimensión importante para el buen desarrollo de la pareja.
No mentiré. Las primeras veces que tuvimos relaciones, fueron “normales”. “Trabajos manuales” y misionero. Y tampoco mentiré. La chica me gustaba y hacerlo me hacía sentir muy bien. Pero cuando por circunstancias teníamos que estar más de una semana sin vernos, yo caía en la tentación y me auto-preparaba una sesión de BDSM en mi pisito de soltero y la disfrutaba de igual manera con masturbación final.
El tema de la masturbación (dejemos el BDSM a un lado) es el que a algunas personas les plantea conflicto moral cuando ya mantienen una relación con alguien. Yo me sentía especialmente mal porque pensaba que lo mío era vicio y era el BDSM lo que “hacía daño” a la relación (ella no sabía ni una cosa ni la otra).
Fue en la navidad de 2012 cuando le regalé de forma premeditada la novela “50 sobras de Grey” (que hacía poco que había salido. Me vino como agua de mayo. NOTA: Esto lo escribí antes de la fiebre de la película). Hablar sobre sexo no es que fuera lo cotidiano entre nosotros, pero tampoco era inconveniente comentar cualquier cosa de nuestras experiencias. Así que la novela le hizo cierta gracia. Durante su lectura, cuando ella hacía comentarios sobre ella, yo insinuaba que eso me ponía un poco, que alguna vez he probado algo de eso… Poco antes de terminar la novela, ya le había dicho que el BDSM me gustaba y que a veces me entraban muchas ganas de practicarlo. Ella dijo que a ella no y que no quería probar. Pero ya supo que yo lo practicaba y que no me haría feliz dejarlo, por lo que acordamos que mientras yo no hiciese cosas que implicaran terceras personas, ella no se opondría.
A veces hago prácticas a solas y a veces delante de ella, pero siempre con la conciencia tranquila.

Un ejemplo, no necesariamente real: ¿Me excita que me azoten el culo antes de hacer el amor? Ella no piensa hacerme eso, pero sabe que me gusta. Me lo hago yo solo. Después el placer lo sentimos los dos.

NOTA: Para mí uno de los mejores culos es de Jen Selter

Pasado el tiempo y llevando ya un tiempo viviendo juntos. Esta tensión de “uf, se pone la cosa calentita. Hoy hay tema”: “Cariño, ¿Me puedo azotar un poco antes?” (es un ejemplo…) Y esperar su respuesta, según sus prisas, según sus ganas, o según las condiciones que ponga (te dejo si me haces a mí “tal cosa”) Es algo así como una relación ama-sumiso que me pone mucho también.

No hay comentarios:

Publicar un comentario