Nos ponemos nuestros zapatos de taconazo
y nos ponemos varias bridas en los pies de forma que no puedas quitártelos sin cortar las bridas,
como vimos en otro post.
Tobilleras,
muñequeras con una pequeña cadenita y collar bondage.
Atamos una cuerda en
torno a nuestra cintura. A ésta atamos otra que mediante poleas,
como ya vimos en anteriores post, está fija con un hielo. Con eso
reducimos la distancia que podemos alejarnos del centro de la
habitación (del punto de anclaje en techo)
Un palo de 1 metro
con una perforación (mejor una argolla fijada con una brida) en cada
extremo.
Un palo de 1,5
metros con una perforación (lo mismo) en el centro y otras dos, en
cada extremo.
Unimos con bridas
las tobilleras al palo de 1 metro pasando las bridas por los
agujeros, y no apretando las bridas del todo.
Unimos con bridas
igualmente una muñeca y el cuello al otro palo.
La otra muñeca la
unimos con una brida que habremos metido previamente por el agujero
del palo, y situándonos frente a la pared, que nos servirá de apoyo
(o bien con un candado).
Hay un cuchillo o
tijeras (según dificultad) (o las llaves) en la otra punta de la
casa, que cuando podamos, cogeremos para cortar las bridas.


Si tiramos mucho de
la cuerda de la cintura o echamos nuestro peso para que la cuerda se
tense y el hielo se rompa, corremos el riesgo de partirnos la boca,
ya que la liberación así seguramente será un impulso momentáneo e
imprevisto, y no tenemos movimiento en los brazos para poner las
manos en el suelo antes que nuestra cara. Más vale esperar a que el
hielo se derrita.
Dependiendo del
tamaño del hielo, habrá que estar así más o menos tiempo, pero no
podremos sentarnos, porque estamos “colgados” de la cintura.
Un ballgag sería un
complemento perfecto para esta sesión.
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