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La penetración normalmente es
“forzada” (la ejerce la persona dominante, no quien es penetrado)
y puede tener lugar manualmente mediante dildos, objetos, dedos y
manos (fisting), speculum, etc. o mediante un pene de goma
incorporado en un arnés que se coloca la mujer dominante de forma
que simula que el pene es suyo, y la penetración se produce sin la
necesidad de las manos, con el movimiento de caderas de la dómina.
Es muy importante la lubricación y
sobre todo la dilatación del ano, bien mediante el aumento
progresivo del grosor de los dildos durante la sesión o mediante
otras técnicas.
Esta práctica, a pesar de parecer la
más desagradable para un varón heterosexual, tiene aparejada la
“satisfacción” de la sumisión, entrega, del “dejarse hacer”
por la otra persona. El “dolor” que puede llegar a sentirse
dependerá casi exclusivamente del manejo de la penetradora, con lo
que la sintonía entre ambos ha de ser perfecta y saber si se quiere
o no cierto grado de dolor o tan solo el hecho de la penetración.
Esta práctica puede acompañarse de
flagelaciones, bondage, electroestimulación, obligación del sumiso
a concentrarse en hacer alguna tarea, u otras, que harán perder el
control al sumiso y ayudarán a perder la rigidez del ano en su
tendencia natural a permanecer cerrado y facilitarán el trabajo.
La penetración -siempre dependerá de
cómo y cuánto se haya hecho- puede o no dejar cierta quemazón en
el ano o cierta “molestia” (notas durante un rato que algo ha
estado hurgando por ahí antes) tanto en el ano como en el interior
del cuerpo. Sensaciones -una vez ha pasado la sodomía- nada desagradables unidas al bienestar que produce el “alivio”.
del cuerpo. Sensaciones -una vez ha pasado la sodomía- nada desagradables unidas al bienestar que produce el “alivio”.
A estas placenteras sensaciones
post-sodomía, también pueden adicionarse las ya citadas de
flagelaciones, bondage, electroestimulación, u otras como llevar en
los genitales una funda de castidad.
La excitación de todas estas
experiencias junto a una buena exaculación en el momento justo harán
desvanecerse de gusto a cualquier varón.
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