jueves, 4 de junio de 2015

Usos de las pinzas de tender la ropa

Fue una de las primeras cosas que practiqué. Ponerme pinzas de la ropa por todo el cuerpo.
Realmente empecé por la cara. Me la llenaba completamente hasta que no cabían más, incluyendo los labios de forma que se me caía la baba. Las orejas cogían tanto peso que cuando movía la cabeza sentía el movimiento que esa masa me obligaba a hacer con la oreja.
Posteriormente añadí los codos. Ahí no sientes prácticamente nada en la piel.
Ya fui añadiendo pinzas a mis dedos, y sobre todo el entorno entre el pecho y las rodillas. Lo llenaba todo lo que podía. La parte en la que me costaba menos ponérmelas es justo en toda la parte delantera de la cintura, debajo de la barriga y arriba de los muslos. Esta es una zona para mí especialmente sensible y me produce un alivio terriblemente placentero cuando me quito las pinzas, cercano al propio orgasmo.
Aquí probé varias veces también hacer una hilera (realmente suelo hacer tres hileras paralelas) de pinzas desde una cadera hasta la otra, en la que a su primera pinza le amarré una cuerdecita, que iba dejando entre el hueco que quedaba en las sucesivas pinzas cuando iba poniéndomelas sobre mi cuerpo. Dejarlas hacer presión sobre mi piel un buen rato. Y pasado este, coger el extremo suelto de la cuerda y tirar fuertemente de él, de forma que todas las pinzas se sueltan a la vez de un tirón. El alivio posterior es indescriptible… para completarlo con una buena masturbación que será muchísimo más placentera que una masturbación sin más.

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